Gijón, una ciudad costera en Asturias, es un tesoro escondido en el norte de España. Con su mezcla única de historia, cultura y naturaleza, esta urbe te cautivará desde el primer momento.

Sus playas de arena dorada, su casco antiguo lleno de encanto y su gente acogedora hacen de Gijón un destino imprescindible para cualquier viajero que busque una experiencia auténtica en el corazón de la costa cantábrica.

Playa de San Lorenzo #

La playa de San Lorenzo es el corazón palpitante de Gijón. Con su característica forma de concha y más de 1,5 kilómetros de arena fina, es el lugar perfecto para disfrutar del mar Cantábrico.

Pero no te dejes engañar, esta playa es mucho más que un lugar para tomar el sol. Es un espectáculo en sí misma. Me encanta pasear por su extenso paseo marítimo al atardecer, cuando el cielo se tiñe de naranja y rosa, creando un espectáculo de luz sobre las olas. Y si tienes suerte, podrás ver a los surfistas locales desafiando las olas, añadiendo una dosis extra de emoción al paisaje.

Cimadevilla: El casco antiguo #

Perderse por las callejuelas empedradas de Cimadevilla es como viajar en el tiempo. Este barrio pesquero, el más antiguo de Gijón, rezuma historia por los cuatro costados.

Mientras vagaba por sus calles estrechas, me sentí transportado a otra época. Las casas de colores, los pequeños bares tradicionales y el olor a mar te envuelven en una atmósfera única. No dejes de visitar la Plaza Mayor, corazón de este barrio, donde podrás sentarte en una terraza a disfrutar de una sidra bien fría mientras observas el ir y venir de la gente.

Y si quieres una vista panorámica de la ciudad, sube hasta el Cerro de Santa Catalina. La brisa marina en tu cara y las vistas del Cantábrico te dejarán sin aliento.

Elogio del Horizonte #

En lo alto del Cerro de Santa Catalina se alza majestuoso el Elogio del Horizonte, una escultura monumental obra de Eduardo Chillida que se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad.

Esta estructura de hormigón, con su forma abstracta que parece abrazar el mar, es mucho más que una simple escultura. Es una experiencia sensorial completa. Me encanta visitarla en días de tormenta, cuando el viento aúlla a través de ella creando una música natural única.

Pero lo mejor es sentarse dentro de la escultura y contemplar el horizonte infinito del Cantábrico. Es un momento de paz y reflexión que te conecta con la inmensidad del mar y te hace sentir pequeño ante la grandeza de la naturaleza.

Jardines de la Reina #

Después de la intensidad del mar y el viento, nada mejor que un paseo tranquilo por los Jardines de la Reina. Este parque urbano, situado en pleno centro de la ciudad, es un remanso de paz y verdor.

Lo que más me gusta de estos jardines es su diversidad. Puedes encontrar desde rosaledas perfectamente cuidadas hasta zonas más salvajes con árboles centenarios. Es el lugar perfecto para hacer un picnic o simplemente sentarte en un banco a leer un buen libro.

Y si vas con niños, no te pierdas el estanque de los patos. Ver a los pequeños dando de comer a estas aves acuáticas es todo un espectáculo de ternura y diversión.

Termas Romanas de Campo Valdés #

Justo al lado de la playa de San Lorenzo se esconde un tesoro arqueológico: las Termas Romanas de Campo Valdés. Estas ruinas, que datan del siglo I d.C., son un fascinante viaje al pasado romano de la ciudad.

Lo que más me impresionó al visitarlas fue lo bien conservadas que están. Puedes distinguir claramente las diferentes salas: el caldarium (sala caliente), el tepidarium (sala templada) y el frigidarium (sala fría). Es fascinante imaginar a los antiguos romanos socializando y relajándose en estos baños hace casi 2000 años.

El museo que alberga las termas está muy bien organizado, con paneles informativos que te ayudan a entender la importancia de estas instalaciones en la vida cotidiana romana. Y lo mejor es que la entrada es gratuita, así que no tienes excusa para no sumergirte en la historia de Gijón.

Mercado del Sur #

Si quieres conocer el verdadero sabor de Gijón, no puedes dejar de visitar el Mercado del Sur. Este mercado tradicional, ubicado en un edificio modernista de principios del siglo XX, es un festín para los sentidos.

Nada más entrar, el aroma de los quesos asturianos, el colorido de las frutas y verduras frescas y el bullicio de los comerciantes te envuelven. Me encanta perderme entre los puestos, charlando con los vendedores y probando las especialidades locales.

No dejes de probar el queso Cabrales, fuerte y con personalidad, o la sidra natural asturiana. Y si tienes suerte, podrás ver cómo los expertos "escancian" la sidra, vertiéndola desde lo alto para airearla y conseguir su sabor característico.

Universidad Laboral #

A las afueras de Gijón se encuentra la Universidad Laboral, el edificio más grande de España y una auténtica ciudad dentro de la ciudad. Su arquitectura monumental, mezcla de estilos que van desde el neoclásico al modernista, te dejará boquiabierto.

Lo que más me impresionó al visitarla fue su enorme patio central, inspirado en el del Monasterio de El Escorial. Es un espacio que te hace sentir pequeño y que invita a la contemplación. No dejes de subir a la torre, desde donde tendrás unas vistas espectaculares de Gijón y sus alrededores.

Actualmente, el complejo alberga un centro cultural con exposiciones, conciertos y otras actividades. Vale la pena consultar la programación, podrías llevarte una grata sorpresa cultural.

Senda del Cervigón #

Si buscas una escapada a la naturaleza sin salir de la ciudad, la Senda del Cervigón es tu destino. Este paseo costero de unos 3 kilómetros te llevará por algunos de los paisajes más hermosos de Gijón.

Lo que más me gusta de esta ruta es cómo cambia el paisaje a medida que avanzas. Comienzas en la playa de San Lorenzo, continúas por un camino junto a acantilados donde las olas rompen con fuerza, y terminas en la tranquila playa de Peñarrubia.

Es un paseo fácil y accesible para todos los públicos. Te recomiendo hacerlo al atardecer, cuando la luz dorada del sol poniente baña los acantilados y el mar, creando un espectáculo de color inolvidable.

Acuario de Gijón #

Para terminar nuestro recorrido por Gijón, nada mejor que sumergirnos en las profundidades marinas en el Acuario de Gijón. Aunque es la única atracción de pago que incluyo en esta lista, creo que vale cada céntimo.

Lo que hace especial a este acuario es su enfoque en la fauna y flora del Cantábrico. Es fascinante ver de cerca especies que normalmente solo veríamos en alta mar. Me encantó especialmente el túnel submarino, donde te sientes rodeado de peces de todos los colores y tamaños.

Pero el acuario no es solo diversión. También tiene una importante labor educativa y de conservación. Sus programas de cría en cautividad de especies amenazadas y sus talleres de concienciación medioambiental son una muestra del compromiso de Gijón con la protección de nuestros mares.